Las estufas de pellet tienen un depósito para el almacenaje de pellets. Al poner en funcionamiento la estufa, los pellets se trasladan, mediante un tornillo a la cámara de combustión al ritmo que el sistema de control electrónico determina. Cuando los pellets en la cámara de combustión se queman, emiten energía térmica y humos.
Para poder hacer uso de la estufa de pellet siempre necesitaremos una salida trasera que tenga una chimenea conectada fuera para la canalización de humos al exterior. La chimenea debe ser de INOX y preferiblemente aislada y con doble pared para evitar condensaciones. En la parte baja de la chimenea es necesario instalar una t con tapón para salida de condensaciones. Necesitamos también un punto de alimentación eléctrica para mover los ventiladores, el tornillo de alimentación y también para el encendido inicial.
Las estufas de pellets cuentan con dos fenómenos de transferencia de calor: transferencia por convección debido al ventilador que impulsa aire caliente (mediante un ventilador interno toman aire del local, lo calientan y lo devuelven al local), y transferencia por radiación debida a la propia llama que se produce.
El consumo eléctrico de una estufa de pellet en funcionamiento puede estar sobre los 100W-150W, alcanzando los 400W en el momento de encendido. El consumo de pellets de una estufa dependerá de varios factores, tales como la potencia de la estufa, la regulación, el tipo de estufa etc. aunque como ejemplo podemos decir que una estufa de 10KW consume entre 800GR y 2,1KG de pellets por hora dependiendo de cómo esté regulada. Entonces un saco de 15KG nos estaría durando unas 7 horas con la estufa funcionando a máxima potencia.
Existen también las estufas de pellet canalizables, que además de la salida de aire caliente principal por el frontal, permiten conducir una segunda y tercera salida a habitaciones cercanas mediante conductos de distribución de aire.
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